Su destino infausto me conmovió y aprovechando la llegada de las lluvias decidí replantarlo en el lugar que había localizado en el parque pequeño que el municipio pretende remodelar entre la Calle Cuchuta y Periférico Luis Donaldo Colosio.
Hoy, las benditas lluvias le han permitido recuperarse y saluda moviendo sus hojas alegres al indiferente paso de los apurados conductores.
Parece estar feliz entre las otras plantas cactáceas que llegaron primero y aspira a ser el Rey.
Si lo cuidamos y protegemos dará una hermosa sombra y millones de semillas para crear nueva vida que mejore el aire que hoy respiramos.
Mañana me iré a California y nada me hará más feliz que después de varios meses de ausencia lo encuentre fuerte y grande. Su fortaleza inspirará mi regreso más a menudo. Recobraré mi esperanza en el futuro ecológico de la raza humana.
Larga vida a éste árbol joven que al igual que muchos seres humanos se aferra al privilegio de la vida.
Le retribuirá con creces su cariño
¿Cuánto tiempo la devastación humana permitirá vivir a este joven Fresno?
Debemos empeñar nuestro esfuerzo para que éste árbol crezca sano y fuerte.
¡Sólo necesita que no le estorbemos!