Friday, April 18, 2008

Días de gatos negros en mi barrio.

Del espejo de mi ciudad.


Días de gatos negros en mi barrio.


Independientemente de la interpretación que se le dió a la manifestación ciudadana en contra de la inseguridad realizada el día jueves 3 se Abril del 2008, hay un común denominador, vivimos bajo el temor de ser víctimas de la delicuencia.
En mi ciudad Nogales, Sonora, México los hechos de la delicuencia alimentan los espacios amarillistas de los medios informativos y parece que no hay una autoridad que pueda traer la calma y serenidad que tanto quiere la sociedad.
Le duela a quien le duela, la marcha de éste jueves 3 de Abril pidiendo una lucha más eficaz de la policía local contra la delicuencia es un reclamo legítimo de todo habitante a pesar de la obstinada descalificación de los medios e incondicionales de la actual administración panista.
Viviendo en lo que se considera el sector centro de la ciudad, en ésta semana del 3 de Abril se han presentado 3 intentos de asalto a hogares de la calle donde resido.
Resultado:
1.- Dos intentos repelidos por las amas de casa presentes en su hogar.
Los gritos y escobasos siguen siendo efectivos en contra de los maleantes.

2.- Unos vecinos que se ausentaron de su hogar encontraron la puerta forzada y la desaparición de algunos artículos eléctricos.

Es buena idea activar a nuestras queridas esposas como agentes de la seguridad hogareña pero sería contraproducente porque armadas pagaríamos duras penas sí se nos ocurre llegar pasados de copas.

Inútil llamar a la policía ante los robos consumados ya que los trámites de denuncia son una pérdida de tiempo.
No consuela a los afectados las afirmaciones del presidente municipal de que la delicuencia es un fenómeno mundial. Como dijo mi Tío Pancho: "parece que ya perdió el miedo a hablar aunque anda extraviado".
Los vecinos nos mantenemos en continua vigilia reaccionando al ladrido de nuestros perros queridos. Hemos sacrificado el viejo presupuesto del "six pack" semanal en aras del kilogramo de "pellejos del can". Lo bueno de este infortunio personal es que nuestros ladradores aguerridos ya no lo hacen por hambre sino por el cumplimiento del deber. Ya no hacemos rico al dueño del expendio de cerveza sino al carnicero, suena más decente.También, he hecho una cita con el siquiatra de perros para quitarle su hábito de lanzarse contra las patrullas pintadas de azul; a lo mejor mi perro entiende mejor que la administración del partido blanquiazul es "pura patada" como dicen los jóvenes.
En fin , veremos que pasa pero quienes en el barrio acostumbran rezar ya se quejan de un fuerte dolor en el pecho por estar pidiendo que se acaben los "días de gatos negros en el barrio por la pinchi delicuencia".

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