Sunday, February 19, 2006

Isidora Muñoz

Mujeres en la familia.
Isidora Muñoz


Isidora Muñoz, morena, bajita, frágil pero fuerte, de caminar menudo y rápido, voz grave y autoritaria, de mirar intenso y profundo, nació en el pueblo de Plomosas a casi 2000 metros de altura sobre el nivel del mar en 1884, allá en lo alto de la región del Espinazo del Diablo en la agreste Sierra Madre Occidental y luego su familia se movió al centenario poblado de Cacalotán (lugar de cacalotes) a la orilla del Rio Pánuco y situado a 6 kilómetros de la ciudad de El Rosario, cabecera del municipio de El Rosario, Sinaloa. Sus parientes aún residen en ese pueblo y combinan las actividades de la agricultura y ganadería; su hermano el Güero falleció recientemente a los casi 100 años de edad, La confluencia de los Rios Pánuco y Baluarte albergan una variada población de aves acuáticas y dan una vista idílica a ese lugar.
La fiebre del Oro y Plata de aquellos tiempos la hizo mudarse a San Marcial junto a su esposo Lidio Sarabia donde nació su primer hijo Nicolás Sarabia Muñoz en el año de 1904. San Marcial esta situado en la región de los Picachos de la Sierra Madre Occidental y puede desaparecer bajo las aguas de la recien iniciada Presa Picachos por el presidente de la República Vicente Fox.
Algunos siglos de historia escritos por la gente de esos lugares quedaran para siempre sumergidos por las aguas.

Picachos, la sierra lejana donde nació.

Ante la infortunada terminación de su relación matrimonial con Lidio debido a los malos tratos, quien le arrebató al primogénito y lo escondió en las abruptas regiones de Jalpa, se devolvió triste , desconsolada pero no vencida a su Cacalotán. Dispuesta a rehacer su vida se mudó al puerto de Mazatlán Sinaloa donde construyó una casa en la loma que está al lado izquierdo, viniendo de la playa de Olas Altas, a lo que hoy es el Hospital Militar de Mazatlán. Dedicada a la manufactura de pan horneado para su venta en las calles del puerto transcurría su vida tranquila, en eso estaba junto a su nuevo esposo cuando los tiempos convulsionados del México Revolucionaro la envolvieron en su torbellino, pues el ejército le aplicó la leva a su esposo y se lo llevó como soldado del gobierno de Porfirio Diaz. Desde ahí junto a él emprendió un largo peregrinar no exento de peligros que la llevó hasta la batalla de Zacatecas donde se enfrentó con las fuerzas de la División del Norte del General Francisco Villa. La mala fortuna la convirtió en una de las muchas viudas y le tocó enterrar a su esposo que por méritos en combate había sido ascendido a Teniente. Decía que al contrario de lo que la propaganda oficialista propagaba sobre el comportamiento sanguinario del Centauro del Norte éste mostró su rasgo humano dandoles cobijo y alimento y la libertad para enterrar a sus muertos. Sola y alejada de sus amadas tierras sinaloenses no tuvo otra opción que aceptar la oferta de Villa para unirse a la causa de la Revolución. Como soldadera , rifle en mano, luchó en difrerentes frentes sin temerle a la vida ni a la muerte. Tuvo más pantalones para luchar que los actuales políticos redentores de la patria. Estuvo junto a Villa en la batalla de Celaya frente al General Alvaro Obregón y se retorcía de coraje por no haber ganado esa batalla. No disimulaba que éste último no le simpatizaba. No ocultaba su desaprobación por la crueldad del General Rodolfo Fierro pero decía en su favor que era un valiente. Del General Felipe Angeles comentaba con énfasis que era muy educado y todo un caballero. De arriba para abajo en la friega de la Revolución , vivió mucho tiempo en la ciudad de México, tuvo espacio para tener otros amores y varios Juanes le hicieron esos momentos difíciles menos ingratos, hijos hubo pero murieron a temprana edad por las condiciones de la vida. Viajera incansable estuvo por el Paso Texas y vivió un tiempo por allá pero alguién le dijo que su hijo estaba por allá en Jalpa por la sierra; y se lanzó como fiera herida por la serranía y rescató a su hijo amado de la tutela de la familia de Hermeregilda “Mere”Ramos, tía Mere. Analfeta se sabía de memoria los hechos que vivió en la Revolución Mexicana. Recuerdo cuando en mi época de secundariano con el libro Historia de México de José Mancisidor en mis manos le hacía preguntas sobre capítulos de la Revolución Mexicana y presta con su lúcida memoria me contestaba y ampliaba con detalles las preguntas.. Ella nunca aprendió a leer ni escribir ni recibió una pensión por participar en las luchas de la Revolución. Luchó con bravura y vió la muerte frente a sus ojos en las batallas que libró y nunca mostró arrepentemiento de haberlo hecho. Simplemente decía que no podía olvidar la pobreza ni como los trataban los explotadores de aquellos tiempos. Cerca del ocaso de su vida regresó a su querida Cacalotán y se mantenía de la venta de Nopales y la pizca de Guamuchiles a pesar de que su hermano Güero Muñoz le extendía su mano generosa plena de ayuda. Su hijo Nicolás Sarabia residente en Mármol, Mazatlán , Sinaloa había procreado dos hijas , María Mercedes y Jesús con Julia Zamora Jimenez. El choque de las recias personalidades de su madre y su esposa no le permitió a Nicolás juntarlas para cuidar mejor de Isidora. Chaparrita, pero eso no le impedía pegarle de azotes al Nicolás adulto de 1.80 metros de estatura que la visitaba esporadicamente. Murío en 1970 , a los 86 años, un 16 de Septiembre en el Rosario Sinaloa , en la casa de su nieta María Mercedes Sarabia por la Calle Gabriel Leyva # 21 Norte y su cuerpo yace en la cripta de la familia en el Panteón Rosario junto a las mujeres que le dieron fuerza y nombre a la familia. Mi bisabuela Rosa Jimenez, mamá de Julia; mi abuela Julia Zamora Jimenez; mi madre María Mercedes Sarabia Zamora; mi bisabuela Isidora Muñoz, mamá de Nicolás Sarabia y suegra de Julia yacen en esa cripta que este 23 de Enero del 2006 recibió los restos de mi padre Ramón que un día antes emprendió el largo viaje sin retorno por los caminos del más allá. ¡Bendito seas entre las mujeres Padre!
Escribo estas letra en memoria de esa aguerrida mujer que fué mi bisabuela Isidora Muñoz.

Cripta familiar en el Panteón del Rosario

La gesta heroica de la Revolución Mexicana ha sido enterrada por el PRI y las lágrimas por los mexicanos que lucharon por mejorar este país las han querido secar para que olvidemos que nos han fallado.
Yo te recuerdo Abuela Lola y no dudes que sí tengo que empuñar el fusil para componer las cosas, lo haré. ¡No te fallaré!
¡Descansa por siempre bisabuela Isidora Muñoz! ¡Te llevo en el Alma!

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