Mi Chica de El Rosario Sinaloa.
Señor, no se sí es pecado, pero en tu casa,
la Iglesia de Nuestra Señora de El Rosario,
tomados de la mano frente a tu altar,
en la misa de la tarde le he jurado a ella
amarla con la fuerza ingente de mi amor,
cuidarla de las cosas malas de la vida,
protegerla siempre a costa de mi ser.
Caminando por la Enrique Pérez Arce,
abrazado a tu talle esbelto me emociono;
tú rebosante de amor, yó muy feliz,
vamos a cenar al Kiosco de la plazuela,
saludar a nuestros amigos y parientes.
Tomados de la mano por la Ochavada,
vamos rumbo al malecón del Río,
la luna que había estado dormida
se asoma por encima del Yauco
Veo una sonrisa en tu rostro que amo,
te abrazo y nuestros pasos se escuchan
más sonoros sobre el callado malecón,
abajo fluyen las aguas del Baluarte.
Las sombras furtivas de los enamorados,
son fantasmas jugando a las escondidas
entre las ramas de los frondosos sauces .
No hablas, no dices nada pero sonríes,
me deleita tu sonrisa a flor de labios,
bajamos rumbo al cobijo de las sombras,
el chirriar de una lechuza te estremece,
te protejo, junto tu cuerpo al mío
para alejar esos temores de tu mente.
Siento los locos latidos de tu corazón
dominando mi alma y mi voluntad.
Sonríes como si quisieras decirme algo,
te beso ardiente y no osas resistirte.
Lejanas se oyen las voces de los paseantes
y el canto de las aguas hacia el oceano;
los pájaros inician su serenata nocturna,
la luna se oculta entre las nubes,
los “fantasmas” han dejado de moverse;
quizás cansados de jugar el juego del amor.
Camino de regreso me dices que quieres
compartir conmigo los retos de la vida.
Las luces de la avenida llegando al Puente,
me permiten ver tu hermoso rostro,
la sonrisa de la que estoy enloquecido.
Ya no hay palabras pero siento tu calor,
siento el amor que me prodigas.
La noche suave y tierna te acaricia,
cuanto amo verte sonriente y feliz,
adoro tu caminar gallardo y gracioso,
esos ojos negros penetrando intensos
las inmensidades de mi alma,oh, !el cielo!
!Esa es mi chica de El Rosario Sinaloa!
!Que tanto amo, adoro e idolatro!
Deseando no llegar nunca, a paso lento,
entre sonrisas bellas y miradas tiernas,
caminamos por la Avenida Internacional,
rumbo a su hogar en la Gabriel Leyva.
!Buenas...!, estoy en la puerta de su casa.
Apretamos nuestras manos y nos vemos
con la profundidad del inmenso amor,
un beso sella el compromiso eterno.
!Esa beldad, es mi chica de El Rosario!
!Perdóname, Señor, pero si eso es el Amor,
sí he pecado!
(Para ella , mi Chica de El Rosario Sinaloa, que bién lo sabe.)
Sunday, April 02, 2006
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