Nacer y morir al mismo tiempo.

Nacer y morir al mismo tiempo.

Quisiera ser como él que Todo lo Puede
para borrar el dolor de la muerte en el sino
de todos mis amigos, y enemigos también.
Al nacer marcamos la cita con el final.
Nacemos para Vivir y Vivimos para Morir.
Vivir es una cita inevitable con la muerte.
El nacimiento es un momento de alegría.
La muerte es el dolor lacerando el corazón.
Quizás gozamos de los manjares de la vida
pero no estamos preparados para enfrentar
la cita ineludible con la Muerte.
El dolor por la muerte de un ser querido
nos acompaña el resto de la vida,
el tiempo no lo borra, sólo lo atempera.
Polvo eres y polvo te convertirás, dicen,
pero no pueden explicar lo que nos Anima.
El alma de los muertos se va al Arcano
donde esperamos reunirnos algún día.
La Vida no es tan simple para explicarla
con la fórmula de un cambio de estado.
La inmortalidad existe en un lugar ignoto,
ahí están las Almas de los Muertos.
No hay que apresurar el encuentro
sino vivir la vida en plenitud hasta la cita.
Tenemos un designio, hay que cumplirlo.
No hay que llorar por quienes se han ido.
Ellos, allá en la inmensidad del cielo eterno
estarán alegres por nuestra resignación.
!Hay vida después de la muerte Terrenal!

Con estas palabras trato de llevar un Consuelo a mi amigo Ing. Renato Antonio Flores Valenzuela ante la irreparable partida de su amada madre Consuelo Valenzuela, una dama de gran jerarquía y elevados dones espirituales.
Toño , ella está bien y desde los cielos te envía una sonrisa y un amoroso abrazo como cuando eras aquel hermoso niño de la Calle Enrique Pérez Arce ( ex-Granados) de la centenaria ciudad El Rosario, Sinaloa, México.
Resignación y Tranquilidad mi estimado amigo.