¡Oh, olor de mar, aroma de mujer!
Cielo azul infinito en esta isla,
los rayos candentes del sol,
palmeras mecidas al viento,
grandes manglares del estero,
concierto de sus aves canoras.
Nuestras manos entrelazadas,
un camino que nunca termina;
la bella playa de arena blanca,
el mar borra nuestras huellas,
no deja vestigios del pasado.
Las gaviotas vuelan alrededor,
el viento acaricia tus cabellos,
sonríes, eres feliz a mi lado.
El horizonte se torna infinito,
blanda alfombra de arena.
El ruido de nuestras pisadas
ahogado por el Mar Pacífico.
La luz del día se desvanece
entre las sombras de la noche.
Caminando bajo tu embrujo,
sonriendo señalas a lo lejos
aquel refugio entre las dunas.
Mi voluntad es sólo una esclava
de tus divinos deseos y te sigo
para yacer en la cama de arena.
Me deleito con el sabor de tu piel
en cada uno de mis besos.
¡Oh, olor de mar, aroma de mujer!
Mis manos se untan a tu cuerpo.
Las olas se espantan con el fuego.
El mar arrebata la hoja de parra.
Una y otra vez el flujo y el reflujo.
Nadie nos escucha en este lugar.
Sólo veo a la Luna fisgoneando,
no cree en la excusa de tu timidez.
El tiempo se ha ausentado ahora.
Feliz entre tus brazos nada pasa.
Pero, la algarabía de las gaviotas
nos avisa que hay un nuevo día.
Veo el Sol brillando en tu cara,
has recobrado el tiempo perdido
porque crees en mi, me amas.
¡Oh, olor de mar, aroma de mujer!
Mis aventuras por la desembocadura del Río Baluarte, allá cerca de Chametla en el Rosario, Sinaloa , México.
2:20 am, 10 de Mayo del 2008.
Cielo azul infinito en esta isla,
los rayos candentes del sol,
palmeras mecidas al viento,
grandes manglares del estero,
concierto de sus aves canoras.
Nuestras manos entrelazadas,
un camino que nunca termina;
la bella playa de arena blanca,
el mar borra nuestras huellas,
no deja vestigios del pasado.
Las gaviotas vuelan alrededor,
el viento acaricia tus cabellos,
sonríes, eres feliz a mi lado.
El horizonte se torna infinito,
blanda alfombra de arena.
El ruido de nuestras pisadas
ahogado por el Mar Pacífico.
La luz del día se desvanece
entre las sombras de la noche.
Caminando bajo tu embrujo,
sonriendo señalas a lo lejos
aquel refugio entre las dunas.
Mi voluntad es sólo una esclava
de tus divinos deseos y te sigo
para yacer en la cama de arena.
Me deleito con el sabor de tu piel
en cada uno de mis besos.
¡Oh, olor de mar, aroma de mujer!
Mis manos se untan a tu cuerpo.
Las olas se espantan con el fuego.
El mar arrebata la hoja de parra.
Una y otra vez el flujo y el reflujo.
Nadie nos escucha en este lugar.
Sólo veo a la Luna fisgoneando,
no cree en la excusa de tu timidez.
El tiempo se ha ausentado ahora.
Feliz entre tus brazos nada pasa.
Pero, la algarabía de las gaviotas
nos avisa que hay un nuevo día.
Veo el Sol brillando en tu cara,
has recobrado el tiempo perdido
porque crees en mi, me amas.
¡Oh, olor de mar, aroma de mujer!
Mis aventuras por la desembocadura del Río Baluarte, allá cerca de Chametla en el Rosario, Sinaloa , México.
2:20 am, 10 de Mayo del 2008.
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